miércoles, 8 de octubre de 2008

INFECUNDIDAD Y CIVILIZACION


"Muchas parejas de Europa oriental posponen el tener hijos por falta de seguridad economica y de empleo. The New York Times informa que la “inseguridad no solo ha llevado a una reduccion palpable del indice de natalidad, sino tambien de matrimonios, y a un aumento diez veces mayor de las esterilizaciones”. El Times añade que, segun los demografos, “nunca se habian observados variaciones tan marcadas, con la salvedad de los tiempos de guerra, plagas o hambre”.
Para poner coto a esa tendencia e incentivar la procreacion,desde hace algun tiempo los gobiernos de Belgica, Hungria, Luxemburgo, Polonia y Portugal han gratificado los nacimientos. Recientemente, el gobierno del estado aleman de Brandemburgo comenzo a otorgar 650 dolares por cada recien nacido."

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"En términos generales, la población española ha experimentado un proceso similar al de otros países europeos más desarrollados: se ha producido un cambio desde una situación de altos índices de nacimientos y defunciones a una de bajas tasas de nacimientos y defunciones. De todos modos, como en la mayoría del sur de Europa, este fenómeno apareció unas décadas más tarde que en otros países europeos más desarrollados. Hasta 1900, los índices de nacimientos y defunciones eran todavía muy altos, excediendo en ambos casos el 30%, típico de una sociedad preindustrial subdesarrollada. Existía una importante diferencia entre las regiones, de manera que mientras Cataluña y las Islas Baleares iniciaron esta evolución con anterioridad a 1900, había zonas como Andalucía, las Islas Canarias y Extremadura que no comenzaron el proceso hasta la década de los 20.
La natalidad se redujo en más de la mitad entre 1960 y 1990, de 21,7 a 10,2 nacimientos por mil habitantes, por lo que la tasa en España está por debajo de la media de la Unión Europea. En ningún otro país de la Comunidad la tasa de nacimiento bajó tanto como en España, donde, al final de los ochenta, se había igualado e incluso era ligeramente inferior a la de los países más avanzados de la Unión Europea."




"El aspecto general que nos ofrece el bajo imperio (romano) no es optimista: abusos de fisco, inseguridad en las carreteras, bajo nivel cultural, constante presión desde el mundo germánico e infecundidad en alto grado."

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"Así, pues, la existencia pierde sus raíces y la vigilia se hace cada día más tensa. De este hecho, empero, se deriva un fenómeno que viene desde hace tiempo iniciándose en silencio y que ahora de pronto entra en la luz cruda de la historia, para preparar el desenlace de todo el drama. Me refiero a la infecundidad del hombre civilizado. No se trata de algo que la causalidad diaria—la fisiología, por ejemplo—puede explicar, como naturalmente ha intentado explicarlo la ciencia moderna. Trátase ni más ni menos que de una propensión metafísica a la muerte. El último hombre de la gran urbe no quiere ya vivir, se aparta de la vida - no como individuo, pero sí corno tipo, como masa— En la esencia de este conjunto humano se extingue el terror a la muerte."

OSWALD SPENGLER



Mientras que para el aldeano el afán de reproducirse transcurre de forma natural, espontánea, el hombre urbano se siente impulsado a criticar con su intelecto los "motivos" que justifiquen la multiplicidad de nacimientos. Entonces, como muy bien hace notar Spengler, "cuando en la conciencia aparecen motivos que plantean problemas vitales, es que la vida misma se ha hecho problemática".

Este hecho enlaza directamente con otro de no menor relevancia: el hombre ya no busca en la mujer a la futura madre de sus hijos, sino a una amiga, una compañera de la que espera sobre todo "apoyo intelectual".

El descenso de natalidad, abominable circunstancia que viene gestándose desde principios del siglo XX en todo Occidente, ha tratado de ser explicado por los científicos modernos como causa de la progresiva industrialización, así como la continua exposición a elementos tóxicos. Sin embargo, Spengler afirma que "la causalidad no tiene nada que hacer en la historia".

Para ilustrar esta disyuntiva, el filósofo alemán cita el ejemplo de Roma, cuyo imperio "goza de completa paz; es rico, posee las más altas formas de civilidad; tiene, de Nerva a Marco Aurelio, una serie de jefes como no puede ostentarlos ninguna civilizacion. Y, sin embargo, la población desaparece rápidamente, en masa... . Italia primero, África y Galia después y, finalmente España...quedan desiertas y abandonadas".

Comprender que esta irreversible realidad será la tónica general en las próximas décadas, constituirá uno de los mayores aciertos de la nueva poítica que aún está por venir.

1 comentario:

Steelvg10 dijo...

Unos artículos fascinantes. Me avergüenza no conocer a ese tal Splengler.
Conocí a un tal Igon Splengler, pero era el cuatro ojos de los Cazafantasmas.

Desde luego que todo lo que dice lo clava.