"¿Qué es la tolerancia? Es el atributo de la humanidad. Estamos embadurnados de debilidad y de errores; perdonémonos recíprocamente nuestras necedades, he aquí la primera ley de la naturaleza..."
VOLTAIRE
"La misma atención que el estoico concede a su cuerpo, concede el pensador occidental al cuerpo social."
OSWALD SPENGLER
Uno de los aspectos cruciales en la evolución de la educación romana fue la implantación de la humanitas (literalmente, humanidades), consistente en la paulatina asimilación de la renovada cultura helénica, claramente transfigurada tras las conquistas de Alejandro Magno.
Efectivamente, parece demostrado que el helenismo asestó el golpe definitivo al arcaico período clásico y sus nuevos valores se impusieron principalmente en el arte y la filosofía. Este punto de inflexión halló gran fecundidad en la proliferación de las llamadas "escuelas helenísticas", instituciones en las que se enfatizó el carácter jerárquico y elitista de la enseñanza, en una evidente oposición con las mucho más populares formas tradicionales.
No es difícil, pues, adivinar las tendencias subversivas que encierra el helenismo, el cual fue afianzándose tanto en Oriente como en Occidente, y que halló en epicúreos y estoicos a sus apóstoles para el mundo romano.
¿Sería descabellado establecer una analogía entre esta especie de "humanismo" y el que se originó en el período conocido como "la Modernidad"?
Antes que nada, hay que reseñar que para Spengler la cultura antigua se caracterizó por enderezar la conducta del individuo, no en la acción -como ocurre en Occidente-, sino en la actitud, en la disposición estática del sujeto considerado como un cuerpo entre cuerpos.
De este modo, los ideales subversivos creados por los post-cartesianos e ilustrados (libertad, paz, igualdad, tolerancia) adquieren en las escuelas helenísticas su correspondencia, no en relación con la sociedad, sino de forma exclusivamente interior. El ideal moderno de libertad, por ejemplo, es reconocido por los griegos como eleutheria o señorío propio, enkrateia o dominio de sí mismo, y eutarkeia o autosuficencia personal.
Así como el filósofo ilustrado -y con él el moderno socialista- se preocupa por las diferencias sociales para concretar su ideal de "homogeneidad", el estoico se afana en hallar el justo medio entre el desprecio de sí mismo y la sobrevaloración personal.
Otro tanto cabe decir de la tolerancia, concebida por los estoicos no como una concesión hacia los demás, sino por la sencillez y la espontaneidad en la conducta, es decir, por la tolerancia de uno mismo.
¿Y qué decir del pacifismo, cuestión en la que coincidían todos los que profesaban el helenismo filosófico? Todos ellos afirmaron su renuncia a la lucha... en un sentido enteramente corpóreo, por supuesto. La "paz interior" a la que alude el estoico Marco Aurelio en sus escritos es una buena muestra de ello.
Podrían aquí citarse otros muchos ejempos que esclarecen hasta qué punto el helenismo y la Modernidad comparten una misma función morfológica dentro de sus respectivas culturas (tendencia al hedonismo y cosmopolitismo; concepción materialista de la naturaleza; infravaloración de las emociones, consideradas como "pasiones"; negación del alma en sentido incorpóreo; exaltación de la cualidad racional del hombre, etc.), pero quizá el aspecto más esencial es el de cambiar, como dice Spengler, "la pespectiva del pájaro por la perspectiva de la rana".
Agotadas sus posibilidades metafísicas, la ética civilizada degenera en una "moral plebeya", elaborando "un plan de batalla para eludir el sino" -en vez de sobrellevarlo con orgullo, como haría el hombre culto-.
Se comprende bien por qué los estoicos encontraron gran acogida en la Roma imperial, sobre todo despues de leer las siguientes palabras de Spengler
"Lo que Esquilo hacia grande, los estoicos lo hacian pequeño. No es ya la abundancia, es la pobreza, la frialdadad y vacíos intelectuales".
Un vacío que retorno de nuevo, segun el filosofo tudesco, en los afanes de la modermidad europea bajo las formas plebeyas de la "solicitud, humanidad, paz universal o felicidad del mayor numero", todas ellas integradas dentro de la ideología que hoy se conoce con el nombre de "progresismo".
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"La misma atención que el estoico concede a su cuerpo, concede el pensador occidental al cuerpo social."
OSWALD SPENGLER
Uno de los aspectos cruciales en la evolución de la educación romana fue la implantación de la humanitas (literalmente, humanidades), consistente en la paulatina asimilación de la renovada cultura helénica, claramente transfigurada tras las conquistas de Alejandro Magno.
Efectivamente, parece demostrado que el helenismo asestó el golpe definitivo al arcaico período clásico y sus nuevos valores se impusieron principalmente en el arte y la filosofía. Este punto de inflexión halló gran fecundidad en la proliferación de las llamadas "escuelas helenísticas", instituciones en las que se enfatizó el carácter jerárquico y elitista de la enseñanza, en una evidente oposición con las mucho más populares formas tradicionales.
No es difícil, pues, adivinar las tendencias subversivas que encierra el helenismo, el cual fue afianzándose tanto en Oriente como en Occidente, y que halló en epicúreos y estoicos a sus apóstoles para el mundo romano.
¿Sería descabellado establecer una analogía entre esta especie de "humanismo" y el que se originó en el período conocido como "la Modernidad"?
Antes que nada, hay que reseñar que para Spengler la cultura antigua se caracterizó por enderezar la conducta del individuo, no en la acción -como ocurre en Occidente-, sino en la actitud, en la disposición estática del sujeto considerado como un cuerpo entre cuerpos.
De este modo, los ideales subversivos creados por los post-cartesianos e ilustrados (libertad, paz, igualdad, tolerancia) adquieren en las escuelas helenísticas su correspondencia, no en relación con la sociedad, sino de forma exclusivamente interior. El ideal moderno de libertad, por ejemplo, es reconocido por los griegos como eleutheria o señorío propio, enkrateia o dominio de sí mismo, y eutarkeia o autosuficencia personal.
Así como el filósofo ilustrado -y con él el moderno socialista- se preocupa por las diferencias sociales para concretar su ideal de "homogeneidad", el estoico se afana en hallar el justo medio entre el desprecio de sí mismo y la sobrevaloración personal.
Otro tanto cabe decir de la tolerancia, concebida por los estoicos no como una concesión hacia los demás, sino por la sencillez y la espontaneidad en la conducta, es decir, por la tolerancia de uno mismo.
¿Y qué decir del pacifismo, cuestión en la que coincidían todos los que profesaban el helenismo filosófico? Todos ellos afirmaron su renuncia a la lucha... en un sentido enteramente corpóreo, por supuesto. La "paz interior" a la que alude el estoico Marco Aurelio en sus escritos es una buena muestra de ello.
Podrían aquí citarse otros muchos ejempos que esclarecen hasta qué punto el helenismo y la Modernidad comparten una misma función morfológica dentro de sus respectivas culturas (tendencia al hedonismo y cosmopolitismo; concepción materialista de la naturaleza; infravaloración de las emociones, consideradas como "pasiones"; negación del alma en sentido incorpóreo; exaltación de la cualidad racional del hombre, etc.), pero quizá el aspecto más esencial es el de cambiar, como dice Spengler, "la pespectiva del pájaro por la perspectiva de la rana".
Agotadas sus posibilidades metafísicas, la ética civilizada degenera en una "moral plebeya", elaborando "un plan de batalla para eludir el sino" -en vez de sobrellevarlo con orgullo, como haría el hombre culto-.
Se comprende bien por qué los estoicos encontraron gran acogida en la Roma imperial, sobre todo despues de leer las siguientes palabras de Spengler
"Lo que Esquilo hacia grande, los estoicos lo hacian pequeño. No es ya la abundancia, es la pobreza, la frialdadad y vacíos intelectuales".
Un vacío que retorno de nuevo, segun el filosofo tudesco, en los afanes de la modermidad europea bajo las formas plebeyas de la "solicitud, humanidad, paz universal o felicidad del mayor numero", todas ellas integradas dentro de la ideología que hoy se conoce con el nombre de "progresismo".
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