jueves, 23 de octubre de 2008

EL HEDONISMO COMO ESTILO DE VIDA



"Haber muchos particulares allanado montes y terraplenado mares, gente en mi juicio a quien las riquezas no sirvieron sino para desprecio y burla, porque pudiéndolas gozar honestamente, se daban prisa a despreciarlas (perderlas) por modos vergonzosos. Ni era menor el exceso en la lascivia, en la glotonería y demás regalo del cuerpo. Prostituíanse infamemente los hombres; exponían las mujeres al público su honestidad; buscábase exquisitamente todo por mar y tierra para irritar la gula; no se esperaba el sueño para el reposo de la cama; no el hambre, la sed, el frío, ni el cansancio; todo lo anticipaba el lujo. Estos desórdenes inflamaban a la juventud, después que había disipado sus haciendas, para todo género de maldades. Su ánimo envuelto en vicios, rara vez dejaba de ser antojadizo; y tanto con mayor desenfreno se entregaba al robo y a la profusión".

SUETONIO



La relajación moral que emana de las ciudades cosmopolitas es quizá el símbolo más visible que delata la corrupción espiritual de nuestra cultura.

El hedonismo se asienta definitivamente en la sociedad, y no son pocos quienes adoptan esta filosofía como un auténtico estilo de vida, como una "vía de escape" para evadirse de un mundo que ya no interesa porque se ha perdido interiormente. Desarraigados, estos individuos pululan por las calles con la esperanza de encontrar una nueva fuente de placer con la que saciar su enviciada alma. Sus componentes ya no son los clásicos alcohólicos o "gentes de mal vivir", sino la creciente masa de jóvenes semiholgazanes, consumidores de toda clase de drogas y otras perversiones. En casos concretos, estas tendencias alcanzan a un sector cada vez mayor de la población, el cual es incluso justificado y hasta fomentado por la explícita demagogia de políticos, artistas e intelectuales de nuevo cuño.

Sin embargo, no es la primera vez que semejantes infamias hacen acto de presencia en la Historia; podemos rastrear estos mismos fenómenos en la Roma decadente, aquella ciudad mundial en la que Mommsen supo describir tan detalladamente su ocaso cultural.

Mientras los juegos de apuestas y espectáculos públicos iban ganando terreno día tras día, "el horror al trabajo y la vagancia crecían a ojos vista", señala el prestigioso historiador alemán. Más adelante cuenta la significativa anécdota en la que "Catón propuso que se pavimentara el Foro con guijarros bien afilados para obligar a los gandules a aprender un oficio".

Sin duda, estas inclinaciones hallaron su apoteosis en la conocida fórmula imperial del cirPanem et circenses, medida con la que los emperadores pretendían mantener ociosa a la plebe urbana. En esta situación, es comprensible que por aquel entonces se considerase que "el hombre rico que vive del trabajo de sus esclavos es necesariamente un hombre respetable, mientras que al hombre pobre que vive del trabajo de sus manos se le tiene necesariamente por un hombre vil", creencia que al menos demuestra una mayor franqueza con respecto a la que se puede experimentar en nuestros días.

"En cuanto a ociosidad, nada tenía que envidiar el aristócrata al proletario; si éste se revolcaba holgadamente sobre el pavimento, aquél dormía entre sus plumas hasta bien entrado el día. La disipación reinaba en este mundo con tanta falta de medida como sobra de mal gusto". De este modo resume Mommsen el vacío espiritual que emponzoñaba el corazón de un pueblo próximo a consumirse, de una raza anquilosada en espera de tiempos mejores, de tiempos en los que el consuelo anuncie el crepúsculo ante la irreversibilidad de su propio destino.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oyeeeee! A ver si te duchas so cerdo, que hueles que apestas a rancio. Debes de llevar décadas sin darte un agua, y ya va siendo hora, no crees? Cada vez que pasas cerca nos provocas arcadas, y no hace falta que te arrimes mucho. ¿No te hueles a ti mismo o que? DAS ASCO!

Anónimo dijo...

Hay que ver,cuanta porquería asoma por este blog que es de lo mejorcito de la red... Si yo fuera el director de esta página, trataría de localizar al autor de estas injurias empezando por los centros públicos y/o culturales de su localidad de residencia...

Un saludo y hasta pronto.