martes, 9 de diciembre de 2008

VICO, PADRE DEL HISTORICISMO


"El orden de las cosas humanas fue el siguiente: primero fueron las selvas, luego las chozas, después las aldeas, a continuación las ciudades y al final las academias. Los hombres primero sienten lo necesario, luego se preocupan por lo útil, después advierten lo cómodo, más adelante se deleitan en el placer, a continuación se entregan a la suntuosidad y finalmente enloquecen por adueñarse de las substancias. La naturaleza de los pueblos primero es cruel, luego rigurosa, después benigna, más tarde delicada y por fin disoluta."


GIAMBATTISTA VICO



Spengler jamás lo reconoció, pero el pensador que más influyó en su filosofía ciclicista -incluso más que Nietzsche o Goethe- fue el filósofo napolitano Giambattista Vico.


Fue en 1.725 cuando Vico terminó su obra más conocida, la Scienza Nuova. Pese a que en un principio su publicación cosechó una gran controversia, diversos autores contemporáneos han resaltado que los planteamientos propuestos en este libro anticipan muchos de los aspectos esenciales del moderno historicismo.


Ye en 1.725 Vico se hizo célebre por ser uno de los pocos intelectuales que se atrevió a criticar con dureza e ingenio la doctrina que por entonces revolucionó todas las ramas del conocimiento: el cartesianismo. En el escrito titulado De nostri temporis studiorum ratione, Vico alertó de los peligros que suponían la aplicación del método cartesiano en ramas tan dispares como la pedagogía, la física o la medicina. Además, el filósofo italiano desarrolló con admirable elocuencia los motivos por los que este racionalismo condenaba a las venerables ciencias morales al peor de los ostracismos.


Fiel a su creencia de que sólo el artífice de una obra puede conocer los entresijos de ésta, Vico comprendió que el método concebido por Descartes, fundamentado principalmente en la geometría y las matemáticas, inducía a creer que la estructura de la realidad objetiva -y de las leyes físicas que la sustentaban- estaban escritas en lenguaje matemático (Galileo). Sin embargo, esta hipótesis descansa sobre una creencia profundamente dogmática: suponer que el mundo numérico y geométrico proviene de la física natural, y no del pensamiento específicamente humano. Vico rebatió esta teoría argumentando la falta de un conocimiento empírico que demostrase la validez de este supuesto: "si nos fuese posible ofrecer demostraciones de las proposiciones de la física -escribió-, esto significaría que también seríamos igualmente capaces de crearla ex nihilo." Con ello el filósofo quiso probar que el hombre es constitutivamente incapaz de asimilar intelectualmente las leyes naturales sin descomponerlas en fórmulas matemáticas y conceptos abstractos, lo que obliga a modificar y distorsionar su genuina esencia.


En armonía con su particular punto de vista, Vico concluyó que la única ciencia que está en condiciones de ser comprendida por el hombre en su totalidad es la Historia, puesto que aquél es su único autor.


Pero es en la Ciencia Nueva donde Vico desplegó una visión del hombre y de la Historia sospechosamente similar a la que recurriría Spengler dos siglos después.

Tras difamar la historiografía de su tiempo, el napolitano resaltó la necesidad de estudiar por separado y desde una perspectiva crítica la trayectoria vital de las diferentes culturas, confeccionando una división morfológica de cada una de ellas en tres edades: 1) "edad de los dioses", época marcada por la tiranía de los sentidos y la ausencia de capacidad reflexiva; 2) "edad de los héroes", etapa en la que empieza a despuntar la razón, pero que aún es gobernada por la religión y la fantasía. La literatura es en este período poética de carácter épico, y el sistema social predominante es el feudal; 3) "la edad de los hombres", último estado en el que la razón termina imponiéndose, y junto a ella, el derecho natural y la democracia.

Estudiando la filología, el derecho y la mitología de las diferentes civilizaciones,Vico creyó advertir que todas ellas intentaban cumplir una especie de "proyecto ideal" que bautizó con el nombre de "Providencia". Esta concepción es extrañamente pareja a la que refirió Spengler al hablarnos de "la idea del sino". En efecto, la Providencia de Vico posee la cualidad de estar presente en el devenir del hombre, pero sin pertenecer al hombre. Al contrario, la Providencia limita y de algún modo determina las posibilidades del mundo en el que se desenvuelve cada individuo; es una realidad que procede más del ambiente colectivo al que pertenece el sujeto que de la propia voluntad y conciencia del mismo. No obstante, la diferencia más notable entre Vico y Spengler reside en que la Providencia del primero es eterna y universal (aunque en el caso concreto de cada cultura se la dote de un contenido particular), mientras que para el segundo el sino posee una propiedad inherentemente singular e indisociable con lo estrictamente orgánico y vital. Esta discrepancia es la causa de que para Vico la historia de las naciones sea susceptible de ser reconducida, en claro contraste con fatalismo spengleriano que reduce la Historia a un insalvable determinismo cíclico.

Pese a todo, ambos autores coincidieron en diagnosticar cuáles son las condiciones en las que puede afirmarse que una cultura ha iniciado el declive. Como resumen Giovanni Reale y Dario Antiseri, Vico intuyó que el retorno histórico se produce cuando "la razón domina hasta caer en la abstracción, en la sofisticación y por lo tanto en una progresiva infecundidad del saber... La pérdida de una relación simbiótica con nuestro pasado o con los estadios precedentes, deseca las fuentes de la vida y el pensamiento... La pérdida de la memoria del pasado hace que surja un hombre carente de raíces y savia vital. Al creerse artífice arbitrario de su propia historia, el hombre rompe con los ideales... reduciéndolos a meros pretextos."

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo quiero mmmuuuxxxooo a migue